Cuando los muertos gozan de buena salud: #La Haya

"El corazón me dice que se perderá la batalla porque ha palidecido la estrella del Perú; pero no importa, pelearé y moriré por la causa de mi patria. Tengo una esposa amada y tiernos hijos y el presentimiento de mi muerte; más no vacilo porque la luz del honor me llama con imperio. Prefiero morir si la Providencia nos niega la victoria ¿cómo podría sobrevivir viendo hollada mi hermosa Lima por la planta del invasor?
Confesiones de soldados peruanos al sacerdote Manuel Tovar "










Los álbumes comienzan a desempolvar las viejas fotos de los combatientes heroicos. Esas fotos marrón claro de rostros orgullosos que nos dan la imagen de la hidalguía con la que nuestros ancestros defendieron nuestro terruño. Y las historias salen en las mesas de hoy, como la del tatarabuelo de mi hijo, un muy joven oficial excombatiente del ejército peruano en la guerra con Chile.

El fallo de La Haya ha desempolvado los recuerdos y mostrado las heridas que permanecen detrás del diplomático gesto y actuar de nuestra cultura. Y es que el Perú se refundó con la derrota con Chile, como sostuviera el historiador Antonio Zapata “La derrota en la Guerra del Pacífico y, como veremos, la larga pugna por Tacna y Arica obligaron a una refundación espiritual del país. En esa lucha, el Perú como nación volvió a nacer, puesto que los hechos heroicos que lo definen no nacen en la independencia, sino provienen de la Guerra con Chile de 1879”.

La derrota y las características de la invasión dejaron huellas terribles que se han manejado de diferentes maneras en nuestra conciencia nacional y en ese sentido Tacna mantiene un corazón palpitante y herido por generaciones que fue bien utilizado por el ayer candidato Humala en Locumba y luego en el liderazgo de la marcha hacia el hito Nro.1 el año 2007. Y es que el ser nacionalista atraía mucho del sentimiento de revancha con el país sureño, aunque ahora su práctica en el gobierno está muy distante de la ideología que lo sustentó.

El Presidente mantiene que el fallo nos “permitirá pasar la página”, pero sabe muy bien que eso no es cierto y ello depende de lo que se defina y cómo se implemente. La resolución emocional de la guerra es un proceso que deberá llegar a nuestras instituciones armadas y civiles cuando se den señales de confianza e intercambio basadas en una visión comunitaria del futuro. Por ello una coyuntura positiva se generaría si el fallo favorece al Perú, porque sería una victoria en medio de un historial de derrotas limítrofes que configuraron el Perú actual.

Señales de confianza y sentido comunitario. Si devuelven por ejemplo el Huáscar y cuanto legado de la guerra se mantienen aún en Chile. Que importante son los gestos comunitarios de hermandad. Pero la verdad es que los gobiernos de Chile cerraron toda posibilidad de resolución de algo que nunca aceptaron. Hasta que la inteligencia nacional hace 28 años a través del embajador peruano Báckula entregara al embajador del Valle la famosa nota diplomática 5-4-M/147 donde sostendría que Perú y Chile no tienen definida una frontera marítima. Fue durante el primer gobierno de Alan García quien años después presentó la demanda ante la Corte Internacional de Justicia en La Haya.

Los peruanos buscamos la paz, esa paz gestada en el respeto mutuo y en la dignidad. Hoy mi hijo escuchó historias de héroes reales, que dejaron su vida defendiendo lo propio, y seguro que me verá alzando la bandera todas las veces que me llame el orgullo, como tal vez el 27 si el fallo es positivo para el Perú. La historia nos lo debe.

Por un Perú digno, justo y solidario
JORGE MARQUEZ CHAHU

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