Buscando Lideres de Probidad
(Palabras de inicio de la VIII Reunión Anual de Funcionarios y Servidores Públicos Cristianos)
Sean mis primeras palabras de agradecimiento a nuestro buen Dios y al congresista Humberto Lay por permitirnos estar aquí presentes en esta VIII Reunión Anual de Funcionarios y Servidores Públicos Cristianos.
Un saludo muy especial para los que en este momento nos están siguiendo por nuestra señal en Internet en Arequipa, Trujillo y Cuzco. Así como en Brazil, Estados Unidos y Argentina.
Recibimos también con mucho agrado a las delegaciones de Arequipa, Chimbote y Cuzco, presentes en este recinto. Y por supuesto a los jóvenes profesionales de Compassion que representan la nueva generación a la cual tenemos que rendir cuentas como líderes responsables del país.
“El hombre llega a desanimarse de la virtud, a reírse del honor y a tener vergüenza de ser honesto” tremendas palabras que describen mucho del momento actual y es por ello que las organizaciones que damos soporte a REESPUBLICA, hemos encontrado necesario enfrentar uno de los problemas más difíciles y al mismo tiempo complejos de resolver como es la corrupción. Una fuerza negativa de destrucción que se organiza a través de líderes y sistemas que pervierten toda dinámica de probidad que se quiera establecer. Pero ello no es novedad, ya que la corrupción es tan antigua como el hombre y es parte de nuestra paradójica existencia. Ya lo describía el apóstol Pablo en su “no hago el bien que quiero sino el mal que no quiero eso hago” que también bajo la perspectiva psicoanalítica se desarrolló en la tensión entre el eros y el tanatos.
Y es entonces que la existencia de la corrupción corre a través de la historia, pero en esta época presenta un punto crítico y es que ha logrado encantar, persuadir y maniatar a los agentes de probidad. Hoy vivimos una cultura de corrupción y eso significa que los caminos de resolución de nuestras relaciones cotidianas pasan por mecanismos fuera de la ley y generalmente en contra de la ley. El bajar dinero para que los expedientes se aceleren, o para que se detengan. O los porcentajes por licitaciones ganadas que van a manos de los que llevan el proceso, la conocida coima a policías, pero también a servidores de todo nivel, los ascensos manipulados en función de intereses particulares y no institucionales y miles de situaciones más nos gritan cada día que la corrupción hoy se ha vuelto una manera normal de resolver nuestra vida cotidiana y que todos somos tolerantes a ello. Por eso, hoy no basta ser honesto, sino ser decididamente un promotor de la probidad. Si sólo somos honestos quedaremos viendo una guerra perdida. Necesitamos levantarnos como un ejército unido que desde dentro construyamos un estado que sirva con probidad. Necesitamos encontrar y persuadir a hombres y mujeres notables a que asuman el reto de impulsar la probidad del estado. No es suficiente ser un tecnócrata en este momento de nuestra vida nacional donde de acuerdo a la Encuesta Nacional de Percepciones de la Corrupción 9 de cada 10 peruanos no cumple la ley. Necesitamos líderes que luchen e inspiren la probidad, dentro y fuera del estado.
La notable situación del país que nos ha permitido en 10 años casi triplicar el gasto público, no nos hará sentir mejores si seguimos cargando mas de 30,000 funcionarios con denuncias como lo informará nuestro Premier o seguir con el 5% del PBI perdido por la corrupción.
La apuesta por un nuevo liderazgo de probidad permítanme ejemplificarla de esta manera. Corría el año 1992, y la antigua Dirección General de Contribuciones se había vuelto un bastión de coimas y corruptos. Se creó la SUNAT y la condujo un hombre que tenía una particularidad, complementaba su conocimiento técnico con su mística. Mística que logró infundir en los jóvenes que ingresamos a laborar. Formé parte del primer grupo convocado, éramos estudiantes que enfrentábamos nuestro primer trabajo formal. Pero sentíamos un liderazgo claro sobre nosotros. No déjo de recordar un día donde todos fuimos convocados y escuchábamos un mensaje sobre lo que el país necesitaba de nosotros. Eran tiempos de bombas y atentados. Pero ese liderazgo sumado a un claro acompañamiento de voluntad política del gobierno, hizo por ejemplo que el ordenamiento del antiguo Polvos azules, con tanquetas y policías fuera parte de un cambio enérgico y necesario que todos aplaudimos. Sentíamos que hacíamos algo bueno al país y así nos lo recordaban. Lamentablemente ese primer esfuerzo inspirador se fue perdiendo en el tiempo y la corrupción ingreso para desviar el sentido de una entidad que prometía mucho como la SUNAT. Fue un hombre y su mística apoyado por una voluntad política firme hizo de ella una organización donde se conjugaba la integridad, eficiencia, y modernidad. La historia lo enseña y necesitamos replicar la experiencia. Por ello permítanme reconocer esta noche a don Manuel Estela con un fuerte aplauso y gratitud por lo que construyó en nuestra generación.
No bastan los tecnócratas, necesitamos líderes de probidad. Y ese es el sentido último de la Orden Corazón de David, que fue creada NO para premiar servidores públicos, sino para recordarles a aquellos que han alcanzado lugares de preeminencia, que Dios lo ha permitido para que sean luz y esperanza en medio de millones que necesitan tener referentes de vida. Pero también necesitamos ese liderazgo desde fuera del estado para que presionen los cambios necesarios. Basta mostrarlo de esta manera. En Huánuco tres magistrados fueron acusados por un colectivo de familiares, víctimas, pobladores y organismos de Derechos Humanos ante el Consejo Nacional de la Magistratura, de dejar libres a los violadores de cuatro menores de edad y de estar acostumbrados a fallar a favor de narcotraficantes. La movilización fue permanente y sumada la prensa, lograron que se destituyan a estos magistrados corruptos en noviembre del 2011. A pesar de ello se dieron la maña de seguir en sus puestos meses después, por lo que la campaña tuvo que proseguir hasta lograr que efectivamente los sacaran de sus puestos. Necesitamos también líderes de probidad desde fuera del estado. Por ello una de las primeras medidas que hemos tomado como corporación de organizaciones cristianas es hacer una alianza de cooperación con Desafio Miqueas e ingresar a una Campaña Mundial, a través de la cual podremos capacitar profesionales y servidores públicos al interior de nuestras comunidades e impulsar labores de control ciudadano contra la corrupción estatal. Pero al mismo tiempo hemos iniciado conversaciones con la Comisión de Alto Nivel anticorrupción para generar módulos de capacitación que llevaremos a nuestras entidades estatales con la misma finalidad.
Los cristianos siempre hemos dicho: No a la Corrupción, pero hoy además decimos trabajaremos para confrontar la corrupción. Y no basta con la capacitación, es por ello que propongo al Pdte. de la Comisión de Fiscalización aquí presente, trabajar conjuntamente para crear el Observatorio Nacional de la Corrupción Estatal, nutrido por la información de servidores públicos en cada sector en las diferentes partes del país y apoyado por jóvenes profesionales cristianos que quieran sumarse al trabajo y que con ello cada ciudadano vea los avances de políticas y sanción en cada uno de los sectores del estado. Al mismo tiempo construir el proyecto de ley que pueda crear la Ventanilla única anticorrupción a través de la cual todos sabremos donde enviar una denuncia por algún abuso que sufrimos del estado y supervisar las grandes demoras del aparato estatal para responderlas y evitar el archivamiento abusivo y cómplice de las mismas.
Más educación y sanción ejemplar. Un asesor de la Comisión de Alto Nivel Anticorrupción me decía que si sancionáramos a todos los funcionarios denunciados no nos alcanzarían las cárceles y yo le dije que si solo tuviéramos los más altos líderes nacionales, regionales y locales en una cárcel por sus actos de corrupción, el Perú comenzaría a cambiar.
Hoy es tiempo de empezar y estoy seguro que los notables miembros de la mesa expositores esta noche y que engalanan esta VIII Reunión Anual nos dejarán mayores luces. Solo quiero terminar recordando la frase de Pablo al final de sus días “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe”. Que nuestras vidas dejen un legado de esperanza para los millones de jóvenes que necesitan que les dejemos un Perú más digno, justo y solidario.
Muchas gracias.
JORGE MARQUEZ CHAHU
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