Sobre Iras y Coronas
Era de tarde en el despacho y todos estaban tensos
como siempre se ponían en las susodichas
reuniones de Comité. De pronto la puerta se abrió rápidamente y todos se movilizaban alocadamente para limpiar los
vidrios regados que “el rey” había generado de un golpe iracundo. Todo porque la
prensa había publicado algo que no le gustó.
Hasta allí creí que había visto ya una tipología de mandato autoritario,
irrespetuoso y pandillesco, que parece común en algunos que llegan al poder, pero
me quedé corto cuando en otra oportunidad me crucé con otro “rey” que en su
desquicio total emanaba lisuras a sus empleados de tal calibre que se volvían
inentendibles por la magnitud de los gritos que desplegaba. Realmente allí me quedé
fascinado, había descubierto al eslabón perdido entre el hombre y el animal,
aunque este último tiene más de animal que de hombre.
Y lo que ahora se ha visto con el ministro, lamentablemente no es raro,
sino común en muchos que al asumir un cargo de poder, muestran exponencialmente
su incapacidad emocional para sobrellevar el estrés y la frustración que muchas
veces acompañan estos cargos.
Es también la mala interpretación de lo que significa ser una autoridad.
Cuando he observado en algunos funcionarios lo poco que se preocupan por los
grupos que conducen, pareciera que entienden que la trascendencia de su labor
está en las metas conseguidas así se ganen a costa del bienestar del grupo. No
existe una vinculación mental entre autoridad y respeto, todo lo contrario está
más relacionado a mandato, jerarquía, súbditos y obediencia.
Cambian hasta la postura, la forma de hablar y la mirada y cuando dejan los
cargos, parecen hasta tímidos y abandonados de la vida. Para no hablar de los
depresivos y adictos a pastillas para dormir.
El autodominio emocional no es un regalo de los dioses, sino una práctica
continua de forjar un carácter que permita establecer relaciones armoniosas. El
que no la tiene, no sólo la establece así en la oficina, sino que la traslada
usualmente a su espacio más íntimo del hogar. Lo terrible es que se genera luego un hilo conductor jerárquico, lo que el esposo hace a la esposa tal vez
ella traslade a los hijos y estos a quienes vean más débiles.
A buena hora se determinó un ministro gritón, pero tenga por seguro Sr.
Presidente que si abrimos un buzón de quejas en las dependencias estatales, encontrará muchas sorpresas. Así
que lo animo a ver cómo está la conducción de sus ministros y de los que son
cabezas de estas organizaciones.
Uno de los grandes aspectos para revolucionar el Estado, se encuentra en enseñarles
a los líderes a valorar el cuidado de la vida y desarrollo de sus subordinados. Tal vez por
ello durante décadas tenemos un Estado que no le importa la gente, sino los
resultados. Hagamos algo distinto para construir un país digno, justo y solidario.
JORGE MARQUEZ CHAHU
Presidente de la Escuela de Carácter y Ciudadanía
Nota: Interpelación al Ministro Villena http://bit.ly/TNoqKn
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