Argentina: Pasos errados del trato de las Fuerzas Armadas
Desde que los esposos Kirchner asumieron el gobierno argentino. Sus políticas socialistas intensivas en el discurso político fueron menos efectivas en la gestión gubernamental. Hay crecimiento como en el Perú pero sobretodo por las tendencias económicas internacionales. Y sus sueldos y salarios estan en su peor momento. Dejaron de lado sus Fuerzas Armadas y hoy leo con sorpresa artículos que dicen:
“El Ejército sólo podría sostener un combate durante 2 horas 40 minutos por falta de munición”
“El 16,4% de la flota de combate de la Fuerza Aérea está en condiciones operativas”. “Las unidades de la flota de mar navegan un promedio de 32 días anuales”.
Hoy las Fuerzas Armadas y Policiales del Perú, no pasan por su mejor momento. Bajo presupuesto, baja remuneración y manipulación de las líneas de carrera.
Un oficial en actividad me comentaba que muchos de ellos se estan yendo al exterior o a la actividad privada. ¿Para qé invirtió tanto entonces el Estado? ¿Para perder a sus hombres de guerra?.
Nuestras fronteras no estan bien cuidadas y no sé si nuestra fuerza de combate pueda superar las dos horas como el caso argentino.
Necesitamos fortalecer nuestras Fuerzas Armadas y Policiales. Esa debe ser una de las prioridades del próximo gobernante del país. Y debemos escoger el caracter mas estable, firme y decidido para efectuar las reformas pendientes que tenemos.
Por un Perú justo, digno y solidario
Jorge Marquez Chahu
Regidor Metropolitano
2007-2010
Argentina: Relatos de un fracaso
Por Luis Piñeiro
Corresponsal de Grupo Edefa en Argentina
Tras cinco años de gestión, Nilda Garré dejó el Ministerio de Defensa para una nueva misión impuesta por la presidente de la nación, tal cual es la conducción del recientemente creado Ministerio de Seguridad.
El cambio obedece a la compleja situación en materia de seguridad y orden interno que está aquejando al país y se supone que Garré está en condiciones de controlar a las fuerzas de seguridad y policiales. Existe una frase, supuestamente dicha por la primera mandataria Cristina Fernández de Kirchner, que indica que pudo dominar a los militares, también lo hará con los policías. Tal es el cariz del panorama y del concepto del Gobierno hacia sus propios funcionarios uniformados.
Siguiendo la moda que había –y hay– de nombrar a señoras sin experiencia alguna en la temática para la cuestión castrense, el Gobierno de Néstor Kirchner instaló en su momento, en el sillón del Edificio Libertador a una funcionaria multifacética, de gran personalidad y mucha experiencia, quien fuera –en su momento– la diputada más joven del país en el Congreso Nacional.
Sería útil hacer un balance de lo realizado y de lo mucho que quedó pendiente por hacer en un sector –la Defensa Nacional– que no fue ni es tema de interés para esta Administración. Con golpes de efecto, como las purgas realizadas, que dejaron a centenares de oficiales en el retiro y un discurso siempre crítico hacia las Fuerzas Armadas (FFAA), el resultado está a la vista y es una profunda crisis y un desmantelamiento de las instituciones sin parangón en la historia del país.
Observando la cuestión normativa, se cuenta con una Ley de Defensa sancionada en los ochenta, aunque la misma fue realizada con una visión sesgada por lo acaecido con los efectos de la llamada doctrina de seguridad nacional y un clima mundial completamente distinto. Esta Ley fue reglamentada durante la gestión de Garré, con la misma obsoleta mirada sobre la defensa, con los mismos prejuicios y carente de una estrategia a largo plazo. Una irrealidad política evidente.
La Ley de Inteligencia, la misma restructuración de las FFAA, la Ley de Personal Militar, la de Seguridad Interior y otras quedaron pendientes de aplicación cierta y vital para la reconstrucción del sistema de defensa, en el supuesto caso que existan buenas ideas e intenciones positivas en funcionarios, que hasta ahora demostraron un profundo desprecio hacia todo lo militar.
En lo que se refiere al personal, la herencia es terrible en cuanto a salarios de los activos y retirados. Más de cien mil juicios iniciados por efectivos socavan futuros presupuestos y son una pesada herencia que alguien tendrá que encarar. Hasta ahora, al estilo argentino, la situación se palia entregando bonos, que también han generado una industria del juicio y compra de dichos certificados, lo que provoca asimismo una reciente indisciplina, desinterés manifiesto y una baja autoestima, elementos inaceptables de una formación militar.
La calidad del personal
La multitud de suplementos monetarios que se liquidan al personal en actividad ya supera el 70 por ciento del total del sueldo y sobre esas sumas no se hacen los aportes a las pensiones, con lo que se logra desfinanciar el sistema de previsión. El paso a la jubilación significa una sustancial reducción de la remuneración y eso convierte al personal en un rehén de aquellos que pueden disponer de la suerte de su carrera profesional. Todo se agravó por la particular forma de conducir la política en este campo por las autoridades, consistente en desestimar la meritocracia y propiciar el ascenso de oficiales manejables, dóciles y muchas veces, con profundas manchas en sus legajos.
La calidad profesional se ha visto deteriorada en grado sumo y buena parte de los oficiales usan su tiempo en tejer relaciones políticas, que son las que permitirían ascender o permanecer en la institución. Esto ha creado una profunda desconfianza entre los cuadros, originando la idea –confirmada por los hechos– que no es la aptitud, sino los nexos con diputados, alcaldes y funcionarios los que garantizarán su permanencia en la Fuerza.
Estas cuestiones, alejadas del habitual interés de nuestros lectores sobre las capacidades bélicas de un ejército, son las que priman en las FFAA argentinas de hoy. La mayoría de las aeronaves de la Fuerza Aérea está en tierra y lo mismo acontece en la Aviación Naval; el equipo del Ejército tiene una antigüedad promedio de tres décadas y se han reducido las horas de vuelo, aunque a esta flaqueza presupuestaria se contrapone una burocracia enorme, que consume buena parte de los dineros públicos.
Esta gestión se especializó en abundar las estructuras administrativas con un gasto inútil, muy alejado de los requerimientos de la defensa. Casi todo el presupuesto se va en pago de sueldos y poco queda para operaciones y mucho menos para inversiones. Aunque el de 2011 tiene un aumento de consideración de casi un 10 por ciento, será consumido por los haberes y la inflación. La escasez de fondos afecta al adiestramiento, al funcionamiento y a la operación de las FFAA, distantes de las políticas de otros países de la región, que las potencian.
Convengamos que el presupuesto de defensa es el más bajo de la historia desde mediados del siglo XIX y no hay indicios de un cambio en un plazo razonable. En los últimos tiempos, un centenar de aviadores pidieron su baja y partieron en busca de mejores horizontes, poblando las cabinas de las aerolíneas. El Gobierno dice que esto es normal y configura una tendencia internacional, pero lo verdadero es que también se reducen las horas de vuelo en un 40 por ciento con lo que muchos pilotos verán los aviones en fotos.
Por las críticas recibidas, el Gobierno indicó que se mantendrán los niveles operativos en torno de las 30.000 horas de vuelo, aunque deban obtenerse partidas de otros sectores. Para dar un ejemplo de la importancia de Defensa para esta Administración, mencionemos que el Ejército tiene gastos operativos, de mantenimiento e inversión menores que lo gastado en publicidad oficial del gobierno.
Al borde del ataque de nervios
La habitual verticalidad del esqueleto castrense, lógico e inapelable, fue extremada por el Gobierno con una manía persecutoria a todo lo que tuviera que ver con supuestos pasados de tiempos de la dictadura. Portar un apellido con renombre de esas horas implica perder un ascenso o una simple sospecha es portar una mancha en el legajo. Pero no creamos que la culpa es patrimonio de los funcionarios civiles: altos jefes militares implicados en ventas de terrenos públicos, dudosas licitaciones y una permanente atmósfera de sospecha también acrecientan la falta de respeto y de confianza de los subordinados con los estamentos superiores, debilitando la cadena de mando.
Las continuas cesiones de terrenos por parte de las Fuerzas ha provocado la pérdida de campos de instrucción y valiosos edificios, que fueron entregados a cambio de nada útil, llegándose a la extrema situación que, en un país tan extenso, el Ejército Argentino (EA) carezca en muchas de sus guarniciones de polígonos y campos de maniobras adecuados para la instrucción. Muchas unidades no tienen facilidades para el tiro y deben hacer kilómetros para concretar una sesión de armas, tema que no puede ser remplazado por simuladores y subcalibres.
Pese a las carencias, las instituciones responden rápidamente a los requerimientos de todo tipo que permanentemente aparecen, llámese ayuda por inundaciones, catástrofes, traslados, etc. Los cansados aviones de la FAA (Fuerza Aérea Argentina) operan ya al límite, incluso transportando dinero desde las imprentas de Brasil para paliar un déficit momentáneo de billetes, agregando un capítulo más a sus variadas misiones. Obviamente, las máquinas de enlace que operan para el traslado de funcionarios están a la orden del día y se ha debilitado el control de seguridad en las unidades. Varios robos e instrucciones han ocupado páginas en los medios de comunicación, que dejan diversas teorías, desde entrenamiento de grupos ilegales a componendas internas en las FFAA. Ahora, el Ministerio ordenó la instalación de sistemas de seguridad sofisticados en las unidades más importantes, en vista de la situación imperante.
Las FFAA han perdido capacidades de todo tipo, desde guerra electrónica, con la salida de servicio del Boeing 707, sustituido por un ridículo Cessna 182; la del LST Cabo San Antonio, con lo que se perdió la capacidad anfibia, paliada a duras penas con la transformación de un viejo destructor a transporte rápido de tropas. La lucha antiminado es historia con la salida de los viejos cazaminas de la clase Ton, nunca reemplazados; y la instrucción avanzada y ataque ligero con los Aermacchi MB-326 ó la desactivación de la escuadrilla de helicópteros livianos Alouette son otros puntos donde el sistema que sale del servicio no tiene remplazo.
Ni hablemos del buque polar, perdido en las gélidas aguas de la Antártida y jamás sustituido y también algo parecido ocurre con el rompehielos Irízar, en reparación actualmente. Rezamos por su regreso a la actividad… No tocamos lo perdido en materia antiaérea ó antitanque en el EA ó la INMARA (Infantería de Marina), ni los Boeing 707 que conformaban el transporte estratégico del país ó del movimiento vertical de otros tiempos con los helicópteros CH-47 Chinook, materias de las que sólo quedan anécdotas de un pasado de gloria.
Tampoco tocamos otros puntos reservados, no por el secreto sino para no amargarnos, como así tampoco la pérdida de materia gris de técnicos y especialistas, claves en el funcionamiento de una institución y que tanto tiempo lleva formar. Aunque varias de estas cosas se perdieron en otros gobiernos, tampoco se ha hecho nada para salvar la falta de estos medios y capacidades. El Gobierno ha mencionado en varias oportunidades que no tiene interés en la adquisición de armas, diciéndolo con orgullo y como una excepción en el Continente, a contra mano de la realidad estratégica y práctica.
Alguna buena
No todo ha sido negro en la conducción de la cartera. La recuperación de ciertas capacidades industriales fue un punto a favor y que ha tenido algunos resultados concretos, como el astillero de submarinos, hoy llamado Almirante Storni que fuera abandonado por años y que está obteniendo capacidades de reparación y construcción de importancia. Con la inestimable ayuda del vecino Tandanor (salvado en su momento por los obreros) que facilita su ayuda técnica, ambos centros industriales quedaron en manos del Estado y tratan de conformar proyectos de trabajo que les permitan un futuro interesante.
Fabricaciones Militares fue abandonada y saqueada por lustros y por varias gobernaciones. La que fuera una modélica empresa, por su enorme capacidad de producción, con más de una decena de plantas ubicadas estratégicamente, hoy es una sombra triste y dolorosa. En el tiempo presente, este Gobierno ha comenzado algunas mínimas inversiones para adquirir repuestos y herramientas para las líneas de producción.
La modernización y compra de elementos es un dato positivo e, incluso, la presidente de la nación ha visitado algunas fábricas, expresando mensajes favorables hacia la producción. Otro tema es la antigua Fábrica Militar de Aviones de Córdoba, hoy denominada FADEA, que es un tema muy complicado de tratar y entender. Poco menos que inmanejable, con sindicatos poderosos que obstaculizan cualquier intento de organización, la marcha de esta complejo industrial es tortuosa, pese a que existe una nueva dirección con buenas intenciones y experiencia comercial.
Los trabajos de mantenimiento que se realizan para la FAA se extienden en el tiempo, habiendo una expresión que dice que avión que va a Córdoba, tardará años en volver. Esto es exagerado, pero no tanto. Se han firmado acuerdos con el Ministerio de Defensa para producción y remotorización de los aviones IA-63 Pampa, pero tiene un retraso exasperante. Se han adquiridos camiones y elementos logísticos (cocinas rodantes, grupos electrógenos y plantas de potabilización) para el EA, buena parte de ellos para las misiones de paz de la ONU, ya que también de esta organización mundial llegan los fondos monetarios.
No tocaremos el asunto de los derechos humanos –clave y bandera de este Gobierno–, donde se han realizado avances de importancia, con normativas y reglamentaciones en abundancia, creándose también una estructura de atención ante cualquier denuncia de género o violencia en los cuarteles. Se firmaron numerosos acuerdos y entendimiento con otros países, aunque más para la mera diplomacia que con resultados prácticos, que no traen ninguna mejora real para las instituciones castrenses.
Conclusiones
Tímidos avances en la recuperación de ciertos astilleros y fábricas, una mejor organización, en materia de logística conjunta y en la adquisición de insumos comunes a las fuerzas y un aquietamiento de las internas militares es lo poco relativamente positivo que podemos mencionar de la administración Garré.
Por el contrario, el empeoramiento del nivel operativo del equipamiento ha sido la constante. La caída en las capacidades y perspectivas es un signo de este Gobierno, con profundas raíces antimilitares en la mayoría de los funcionarios que pueblan las oficinas del Ministerio. Las expresiones y actitudes de desdén y desprecio manifiesto fueron lo habitual en todos estos años de parte de administración hacia las FFAA en público y en la faz interna con disposiciones legales y burocráticas, que han limitado y acorralado el diario vivir de los uniformados.
El resultado, como ya mencionamos, ha sido perder el equilibrio estratégico en el Cono Sur. Cierta superioridad que tenía el país en algún área hace años hoy ya no existe y flota una completa irrealidad en materia de la estrategia de defensa de la nación. El Gobierno menciona la inexistencia de la hipótesis de conflicto, pero la ocupación de territorio nacional por parte de una potencia extranjera, que además controla todos los movimientos en el Atlántico Sur, u otras realidades, que sólo un necio ó algo peor pueda ignorar.
Garré ahora está en un nuevo organismo, el Ministerio de Seguridad, donde deberá lidiar con una realidad impactante, la de un país que era de los más seguros del mundo y ahora está asolado por la inseguridad, que ella misma y su Gobierno ayudaron a crear.
PIES DE FOTOS SEGÚN APARECE EN EL ARTICULO
·La Infantería de Marina, a pesar de su capacidad operativa y calidad en cuanto a sus efectivos, sigue necesitando imperiosamente un buque para desempeñar correctamente sus operaciones de desembarco.
·Nilda Garre (a la izquierda) acompañando a la presidenta de la nación. Cristina Fernández de Kirchner.
·El Tanque Argentino Mediano (TAM) es un excelente vehículo, pero a estas alturas del Siglo necesita una modernización que se hace esperar.
·La Flota de Mar siempre se encuentra activa.
·Los medios con los que cuentan las FFAA se van reduciendo drásticamente y no hay visos ciertos de reemplazo, por lo menos en lo inmediato.
·La situación de los submarinos argentinos también se encuentra en espera, aunque los astilleros aptos para los trabajos necesarios han recuperado sus capacidades.
·La Artillería es fundamental en zonas tan extensas como la Patagonia argentina.
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