Voto electronico en Brazil
Amílcar Brunazo Filhotraducción - Mariana Otero
Introducción
La primera condición para analizar el uso del voto electrónico en Brasil es conocer cómo están organizados los poderes dentro del proceso electoral brasilero. En el año 1932, para defenderse de las constantes denuncias de fraude en las elecciones presidenciales de las provincias, se creó un órgano federal, llamado Tribunal Superior Electoral (TSE), que recibió TODOS los poderes relativos a las elecciones. A pesar de llamarse tribunal y estar compuesto por jueces provenientes de tribunales superiores de justicia común, el TSE detenta no sólo el poder de decidir sobre todo lo litigios judiciales, siendo la última instancia en materia electoral, si no que también debe organizar y administrar todas las elecciones municipales, estaduales y nacionales, y aun es responsable por emitir toda la reglamentación sobre el proceso electoral. De esa forma, este superórgano detenta al mismo tiempo el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial. El Congreso Nacional puede dictar leyes electorales, pero la reglamentación de la ley, su interpretación e implementación competen siempre al TSE. La aprobación de la última ley sobre voto electrónico, en octubre de 2003, dejó claro que el TSE consigue “hacer” la ley que desee. Esta ley disminuyo drásticamente los márgenes para la fiscalización del recuento digital de los votos por parte de los partidos políticos y fue aprobada atendiendo a un pedido del presidente del TSE a los legisladores, sin que fuese permitida una audiencia pública para oír a expertos en el tema y sin establecer un plazo para presentar modificaciones. Tanta acumulación de poderes fue útil para la primera fase de la existencia del TSE; las denuncias de fraudes a gran escala desaparecieron de la vida política brasilera hasta el año 1982, cuando por primera vez se recurrió al uso de la computación en el proceso electoral. Ese año, se realizaron las primeras elecciones generales después del período militar y el TSE permitió que se utilizara una computadora para el recuento de votos en el estado de Río de Janeiro. La totalización de los votos debió suspenderse porque se detectaron indicios graves de fraude, en lo que fue conocido como el Caso Proconsult (Proconsult era el nombre de la empresa contratada para completar la totalización de los votos por computadora) La resolución del problema dejo mucho que desear en términos de transparencia. Se descubrió que había ”errores” en los programa y que los reportes parciales iniciales estaban distorsionando el resultado. Las consecuencias de esto fueron nulas, nadie fue responsabilizado o castigado. Esa falta de transparencia en el recuento y la fiscalización del proceso electoral evidenciado en 1982 es consecuencia directa de la acumulación de poderes de la justicia electoral brasilera, y fue bastante agravada con la llegada de la informática. Son las misma personas quienes hacen las reglas de las elecciones electrónicas, establecen la forma y límites de la fiscalización, preparan el presupuesto, administran las partidas, operacionalizan las elecciones, presiden las indagatorias y juzgan los litigios! Con tantos poderes en las manos de un sólo grupo, la fiscalización del proceso electoral brasilero termina por quedar muy debilitada. Un fiscal de un partido político debe presentar una petición a los jueces, cuya actuación administrativa debería fiscalizar, solicitando acceso a datos del sistema informático; y estos jueces tienen el poder de negar los pedidos de los fiscales, estableciendo reglas fiscalización restrictivas!
El voto electrónico en Brasil
Comprendiendo esas peculiaridades del proceso electoral brasilero, que afectan su transparencia, se puede iniciar un análisis del voto electrónico en Brasil. Después de la experiencia de 1982, el uso de la computación en el sistema electoral brasilero fue creciendo y abarcando otras etapas del proceso. El padrón electoral fue informatizado a partir de 1985, la totalización de los votos por computadora fue extendida a todo el país y en 1996 se inició el último paso en la informatización de las elecciones con la introducción de las máquinas electrónicas de votar, que pasaron a ser conocidas como “urnas electrónicas” (e-urnas). La implementación de las e-urnas fue gradual, cubriendo un tercio del electorado en 1996, dos tercios en 1998, y el cien por ciento en el 2000. Las e-urnas brasileras tienen las siguientes características operativas durante la votación:
1. reciben el número de identificación del elector para que éste sea autorizado a votar;
2. reciben los votos de los electores autorizados a votar en una sección el electoral (un promedio de 400 electores por máquina);
3. los votos son digitados en un teclado numérico y presentados en una pantalla para la confirmación del elector, tomándose un voto digital o “voto virtual”;
4. DESPUÉS de emitido, cada voto virtual es “procesado”, es firmado digitalmente, encriptado electrónicamente y –finalmente- grabado en un archivo digital dentro de la máquina. El elector no tiene condición de ver o confirmar qué fue lo efectivamente grabado;
5. no se emite e comprobante material del voto (voto impreso) para confirmación del elector;
6. los votos virtuales, sin confirmación (trocar para: conferência) del elector, son contados al final del DÍA de votación, antes de desconectar la máquina. Los resultados son grabados entonces en un disquete que es trasladado a las centrales de totalización;
7. Como consecuencia del ítem (5) no es posible hacer una auditoría del recuento electrónico de los votos a través de un recuento manual de votos confirmados por el elector. El resultado del recuento digital es imposible de reconstruir e imposible de verificar.
Las etapas de una votación
A partir del momento que un elector se presenta a votar, el proceso de una elección puede ser dividido en las siguientes etapas:
1. identificación del elector,
2. Votación Secreta,
3. Totalización parcial (Apuração) de cada urna,
4. Totalización general (Totalização) de los votos.
No debe confundirse apuração conteo de los votos de una urna con la totalização, suma de los votos de todas las urnas. Son procesos diferentes, que también ocurren en momentos y lugares diferentes. Cada una de estas etapas tiene sus propios mecanismos de seguridad para evitar el fraude. A continuación se comparan cada una de estas etapas en el sistema de voto tradicional y con el voto electrónico.
La elección tradicional:
La figura 1 muestra las etapas y el flujograma de datos en una elección tradicional, en la que se visualizan los puntos de control del proceso, esto es, los puntos donde los agentes independientes y externos al TSE tienen acceso a datos públicos para la auditoría de cada etapa. En la etapa de identificación del elector existen fraudes como la falsificación de los documentos y de los registros electorales. Por otro lado, el elector recibe un a boleta vacía (cédula de votação) donde puede verificar que el contenido de su voto no puede ser violado. Tampoco contiene escrituras de ningún tipo por lo que resulta imposible la identificación del elector con su propio voto. Durante el proceso de votación, varios tipos de fraudes eran posibles como, por ejemplo, la práctica del voto cadena (voto-de-cabresto) que consiste en la identificación del voto, o la inducción a un voto por los mesários y la votación de estos por los electores que faltaran al acto electoral. El control externo aquí era ejercido por los fiscales sobre los mesários y por el propio elector al llenar la boleta verificando que la boleta no haya sido marcada antes. En la Apuração se procede a la suma de los votos contenidos en cada una de las urnas para luego confeccionar los Boletines de Urnas (BU), que son los documentos públicos que contienen la información electoral que se utilizará en la etapa siguiente. También en esta instancia podían registrarse diferentes tipos de fraude, como el cambio de los votos dentro de la urna, el cambio de las urnas o el extravío de éstas, la adulteración de los votos escrutados o bien la modificación de los resultados de los BU antes de ser publicados. En la Figura 1, el área sombreada muestra el sector más vulnerable y sensible al fraude. Los mecanismos para evitarlos estaban garantizados en la legislación electoral: desde el derecho a fiscalizar la votación, la apuração, o directamente la posibilidad de pedir un nuevo recuento en caso de que existiesen dudas con los resultados. Si bien éstos son derechos de los electores, durante la fiscalización son ejercidos por los partidos políticos, como representantes legales de los electores. Por último, en la etapa de Totalização o recuento final de los sufragios, el Tribunal Superior Electoral debe sumar los votos indicados en cada uno de los Boletines de Urnas y publicar el resultado final de la elección. Cabe aclarar, que en Brasil, ésta fue la primera etapa en ser informatizada en el transcurso del uso del voto tradicional. Se dispuso de un mecanismo de control bastante eficaz para evitar el fraude en esta última etapa. De acuerdo a la ley, los partidos políticos reciben una copia impresa de los Boletines de Urnas y pueden -si quieren- hacer un recuento paralelo de los votos y luego compararlos con los resultados publicados por el Tribunal Superior Electoral. Es tan fuerte este mecanismo de prevención contra los fraudes que fue a través de ella que, en Río de Janeiro en 1982, se descubrió y evitó un error en la totalização siendo conocido este hecho como “Caso Proconsult”.
Elección informatizada:
En 1994, el Ministro Carlos Velloso asumió la presidencia del Tribunal Superior Electoral, y estableció como una de sus metas implementar el voto electrónico por completo en Brasil. En su discurso de asunción afirmó lo siguiente:“estos fraudes serán erradicados del proceso electoral brasilero en el momento en que eliminemos los sobres, las urnas y los mapas de urna, informatizando el voto" La visión del Ministro Velloso, si bien es la de un excelente jurista, tiene una percepción imprecisa de la informática. Al eliminar “las boletas (cédulas de votação), las urnas y los mapas electorales (Boletines de Urna)” se elimina la instancia de auditoría de la apuração. Parece estar faltando una noción de que los fraudes son potencialmente más dañinos en sistemas informatizados, como afirma el propio Secretario de Informática (Camarao, 1997): “ La introducción de la informática en los sistemas electorales exige cuidados complementarios sobretodo si consideramos que el volumen de fraude, si utilizamos un sistema sin controles, puede ser exponencialemente mayor”. Intentando eliminar todos los focos de fraude identificados por el Ministro Velloso, el TSE decidió agrupar las tres primeras etapas de la elección: la identificación del votante, la votación y la apuração en un equipo: la Urna Electrónica Brasilera. Cabe destacar que la unificación de estas tres etapas, es una característica particular de la urna brasilera. En el resto del mundo, en los lugares donde está informatizado el voto, ¡esta triple integración no ocurre!. Aún más, en una democracia tradicional lejos de existir el voto impreso, ni la identificación del votante, ni el proceso de votación son hechos en un mismo equipo informático. La Figura 2 representa un flujograma de datos y controles de implementación de la urna electrónica brasilera, en la que se observa cómo se agrupan las tres primeras etapas de una elección tradicional en un solo paso, eliminando de esta manera los documentos públicos intermedios visto que eran considerados fuentes potenciales para el fraude. No hay más cédula de de votação, no hay más urnas y apenas un BU. Como resultado de la eliminación de estos documentos, fueron eliminados los controles que se hacían a través de éstos. Una vez que la certificación de un software honesto en la urna no fue obtenido, ocurre lo siguiente:
• El elector pierde la garantía de que su voto no podrá ser identificado o no tiene manera de controlar si su voto se dirigió al candidato escogido o a otro candidato.
• Los partidos no tienen como participar de la apuração. ¡No pueden solicitar a las autoridades los recuentos parciales de los votos!
En la etapa de identificación del elector, los mismos fraudes que existían con el voto tradicional, como la falsificación de los documentos y el registro de electores, continúan con el voto electrónico, y se acrecientan ante la posibilidad de la violación del sistemática del voto por un programa inseguro que antes no existía. Durante el proceso de votación, si bien disminuyó bastante el “voto cadena” se mantuvo la posibilidad de inducción de los votos y que los mesários votasen por los electores ausentes. El TSE adoptó la identificación electrónica conectada a la urna para eliminar este tipo de fraude a pesar de que “aumentaron los costos del sistema” (Camarao, 1997) pero el problema no fue resuelto y los costos aumentaron inútilmente. Por otro lado, se elimina el voto por separado, que permitía a los “electores especiales”, como los militares en servicio, autoridades y candidatos que pudiese votar en otra sección electoral que no sea la suya e impidiéndose la existencia de mas de una urna por sección, haciendo que los electores lentos demoraran a los demás electores en la fila. En el primer turno de 1998 donde se votaba para cinco cargos diferentes, se formaban largas hileras de espera de más de tres horas y en algunas secciones y horarios de votación tuvieron que ser prolongados hasta las 20hs. Este problema no se debe tanto a la lentitud de los electores, como se alegó, sino a la existencia de apenas una sola urna por sección electoral que es impuesta por la identificación electrónica integrada a la misma siendo que técnicamente solo puede haber un único centro electrónico de identificación por sección. En la apuração fueron eliminados algunos tipos de fraude como la modificación y la adulteración de los votos, y aceleró considerablemente la rápidez de esta etapa. Sin embargo, es aquí donde fueron introducidas las dos mayores fallas de seguridad:
• El elector no tiene forma de controlar si su voto fue correctamente registrado, o bien, fue desviado a otro candidato o partido político.
• No existe forma de auditar la apuração.
Por último, la etapa de totalização después de la publicación de los BU, es equivalente a la votación tradicional y los partidos políticos pueden auditarla de la misma manera.
Consideraciones sobre el voto electrónico
Las e-urnas brasileras tuvieron mucho éxito entre los electores principalmente porque tuvieron el mérito de terminar con una serie de fraudes que eran posibles en el sistema manual anterior, como el intercambio de votos en las urnas convencionales o la adulteración de resultados parciales en cada sección electoral. El TSE hizo bastante publicidad de este equipamiento y explotó la imagen de ser “100% seguro” y “tecnología del primer mundo” La ausencia de noticias sobre posibles errores y fallas del sistema contribuyó también en gran parte a la buena aceptación de las e-urnas brasileras. Pero esta ausencia de noticias no se debe a la ausencia de errores y fallas, si no a la falta de transparencia del sistema, que limita mucho el surgimiento de este tipo de información. Por ejemplo, en el estado de California, (EEUU), luego después de las primarias del partido Demócrata en mazo de 2004, el fabricante de máquinas de votar Diebold fue desacreditado como proveedor después de que se descubrió que los programas de las máquinas habían sido alterados en relación a los homologados, y los responsables intentaron esconder el hecho. El órgano responsable por la fiscalización, la Secretaria de Estado, tuvo cómo detectar el problema, asignar responsabilidades y castigar en menos de 2 meses. En las elecciones del 2000 en Brasil, ocurrieron exactamente los mismos problemas: los programas homologados por los fiscales de los partidos políticos fueron modificados posteriormente y, en las urnas-e del 2000, se utilizó una versión no homologada. Pero esto fue ocultado a los fiscales y electores por los responsables del sistema. Las restricciones impuestas a la fiscalización por los mismos actores que decidieron modificar los programas impidieron a los fiscales descubrir el hecho. Solamente una pericia hecha sobre las urnas-e en la ciudad de Camacari, dos años después de las elecciones, hizo pública la modificación no autorizada de los programas. Las consecuencias para los responsables: ninguna. La repercusión mediática: ninguna. Otros ejemplos de errores y fallas en la seguridad del sistema informatizado de elecciones brasilero son infinitas y algunas, aterradoras, como: a) la comprobación de que hasta el 2000 era posible abrir las tapas de las urnas- e y cambiar los discos de memoria (flashcards) sin romper los lacrados de seguridad; y b) el resultado parcial de 41 mil votos negativos del candidato a la presidencia Lula, en el primer turno del 2002. La explicación del TSE para este sorprendente resultado parcial negativo fue prosaica “un pequeño error de formatación del programa de totalización fue reparado rápidamente”. Reparado rápidamente y SIN LA PRESENCIA de los fiscales, naturalmente. Pero la euforia de algunos electores y la apatía de los medios no son generalizadas. Existen aquellos brasileros que notan que, a pesar de los méritos innegables como la rapidez en los resultados y la eliminación de modalidades antiguas de fraude, la modalidad del voto electrónico brasilero implica riesgos demasiado serios al proceso electoral como para ser ignorados. En 1997, se organizó en Internet el Forum de Voto Electrónico para discutir el voto electrónico en Brasil. El grupo de electores allí reunido comenzó a publicar artículos técnicos y políticos, a presentar trabajos en congresos científicos, a producir disertaciones de maestrías, y también se iniciaron trabajos de concientización junto a senadores y diputados, incluso con la presentación de un documento público conocido como “Alerta de los Profesores” que ya cuenta con casi un millar de firmas de apoyo de juristas de renombre, docentes, especialistas en informática y periodistas. Como resultado de toda esta actividad de la sociedad civil organizada ya se obtuvieron algunas victorias en la lucha por más transparencia electoral. Presionando al TSE para que diera explicaciones, se obtuvo permiso para la elaboración de tres análisis técnicos por parte de entidades universitarias. Tres reportes de análisis de la confiabilidad fueron producidos. El reporte de la Universidade de Campinas (Funcamp-Unicamp), el de la Fundación COPPETEC de la Universidade Federal do Rio de Janeiro (COPPE-UFRJ) y, el más importante, el informe de la Sociedade Brasileira de Computação (SBC) desenvolvido por professores da Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG) e da Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC). Estos reportes revelan diversos problemas de confiabilidad y fallas en la seguridad del sistema electoral brasilero, y dejan en evidencia que la fiscalización permitida no tiene las condiciones necesarias para detectar problemas graves si ocurrieran. Toda esta producción escrita de reportes, tesis, artículos y manifiestos se puede encontrar y consultar en la página del Forum de Voto Electrónico en Internet www.votoseguro.org Los miembros del foro defienden el uso de la informática en las elecciones y entienden que éste es un proceso irreversible, pero pretenden que se aplique con mucha más transparencia, que es la única forma de generar confianza en el sistema electoral. Básicamente, se pide lo siguiente:
1. que no se digite el numero de identificación del elector en el momento en que va a votar;
2. que el voto digital en la urna se imprima y sea mostrado a través de un visor para la confirmación del elector;
3. que se haga una auditoría estadística del recuento digital en urnas sorteadas después de las elecciones;
4. que el resultado del recuento de cada urna sea inmediatamente impreso (boletines de urnas impresos) y entregado a los fiscales de los partidos políticos;
5. que el resultado de cada urna que se ingresa al sistema de totalización (boletines de urnas virtuais) sea también publicado en Internet para verificación de los fiscales de los partidos com el boletines de urnas impresos del item 4.
Se entiende que si se respetan estos cinco ítems en forma simultánea, la inviolabilidad del voto esta garantizada (por el ítem 1) y que los fiscales de los partidos políticos estarían en condiciones de proceder a una auditoría del recuento electrónico de los votos, generando así la necesaria credibilidad del proceso que sólo una auditoria independiente y eficaz genera. Pero como los fiscales no tienen poder para exigir estos procedimientos, la justicia electoral crea las propias reglas de fiscalización donde, entre otros procedimientos poco eficaces, apenas el ítem 4 es contemplado. Desde argumentos técnicos débiles hasta cuestiones económicas, son presentadas para justificar las dificultades de la fiscalización. La conclusión es que la adopción del voto informatizado presenta problemas de gran complejidad técnica y jurídica que deben ser analizados con mucho cuidado antes de embarcarse en una aventura que puede tener consecuencias graves e irreversibles. Un error frecuente en el análisis de la viabilidad del voto electrónico se da en el ítem de los costos. Es muy común subestimar los costos de implementación del voto electrónico. Normalmente, los gastos como tests de confiabilidad, procedimientos de seguridad y obsolencia del equipamiento son dejados de lado, y pueden invertir la ecuación si no son ponderados correctamente. En el caso de Brasil no fue diferente. En el libro “El Voto Informatizado” publicado en 1997 por el Sr. Paulo Camarao, Secretario de Informática del TSE, se presenta una previsión de costos que dice que la sustitución del voto manual por el voto electrónico generaría cierta economía de costos, principalmente por la reducción de mano de obra para contar los votos. En el 2000, en una publicación tímida en las notas del TSE, se reconoció que el costo del voto por elector había aumentado en más del 20 por ciento, en la migración del voto manual hacia el voto electrónico. Los costos de seguridad habían sido mucho mayores de lo previsto. Y aun hay que tener en cuenta, que en este relevamiento de costos estaban incluidos diversos gastos necesarios para la viabilidad de la fiscalización y para establecer una mayor seguridad y confiabilidad, que el TSE simplemente dejo de efectuar. Por ejemplo, como el TSE decidió adoptar el modelo de las urnas e sin impresión y sin auditoría del recuento electrónico, se le exigió construir un fuerte esquema de validación y certificación del software electoral. Sucede que los costos para esto son mucho mayores de lo que se suponía en un principio. El TSE debería tener la propiedad intelectual o al menos tener la licencia para auditar y dejar auditar todos los códigos de los programas de computación utilizados en las elecciones, pero, por razones de economía, no compró la propiedad intelectual de todos los programas. Del sistema operativo VitruOS, sólo compró la licencia de uso, mucho más barata, lo que impidió que los fiscales pudieran analizar sus códigos. Hasta las elecciones del año 2004, esos programa cerrados y sin homologación externa continúan siendo utilizados en dos tercios de las urnas electrónicas brasileras. También debido al elevado costo, hasta el momento no construyó una sala sellada para administrar la infraestructura de la llave pública que el TSE necesita para mantener la seguridad de su sistema exclusivo de firma digital de programas de datos. Si todo fuera hecho como se debe, para obtener un nivel de confianza adecuado, el costo del sistema de voto electrónico seria aun mucho mayor. En síntesis, la experiencia del voto electrónico brasilero muestra que el voto electrónico puede proporcionar una gran rapidez en la presentación de resultados pero que tal velocidad muy difícilmente está acompaña por la fiscalización, comprometiendo la transparencia del proceso electoral. Por eso, se recomienda que la introducción del voto electrónico, que parece inevitable, sea hecha con mucho cuidado y planificación de todas sus facetas como la cuestión técnica, la cuestión jurídica y la cuestión económica y, especialmente la cuestión de la transparencia, la eficacia de la fiscalización y la confiabilidad.
Introducción
La primera condición para analizar el uso del voto electrónico en Brasil es conocer cómo están organizados los poderes dentro del proceso electoral brasilero. En el año 1932, para defenderse de las constantes denuncias de fraude en las elecciones presidenciales de las provincias, se creó un órgano federal, llamado Tribunal Superior Electoral (TSE), que recibió TODOS los poderes relativos a las elecciones. A pesar de llamarse tribunal y estar compuesto por jueces provenientes de tribunales superiores de justicia común, el TSE detenta no sólo el poder de decidir sobre todo lo litigios judiciales, siendo la última instancia en materia electoral, si no que también debe organizar y administrar todas las elecciones municipales, estaduales y nacionales, y aun es responsable por emitir toda la reglamentación sobre el proceso electoral. De esa forma, este superórgano detenta al mismo tiempo el poder legislativo, el poder ejecutivo y el poder judicial. El Congreso Nacional puede dictar leyes electorales, pero la reglamentación de la ley, su interpretación e implementación competen siempre al TSE. La aprobación de la última ley sobre voto electrónico, en octubre de 2003, dejó claro que el TSE consigue “hacer” la ley que desee. Esta ley disminuyo drásticamente los márgenes para la fiscalización del recuento digital de los votos por parte de los partidos políticos y fue aprobada atendiendo a un pedido del presidente del TSE a los legisladores, sin que fuese permitida una audiencia pública para oír a expertos en el tema y sin establecer un plazo para presentar modificaciones. Tanta acumulación de poderes fue útil para la primera fase de la existencia del TSE; las denuncias de fraudes a gran escala desaparecieron de la vida política brasilera hasta el año 1982, cuando por primera vez se recurrió al uso de la computación en el proceso electoral. Ese año, se realizaron las primeras elecciones generales después del período militar y el TSE permitió que se utilizara una computadora para el recuento de votos en el estado de Río de Janeiro. La totalización de los votos debió suspenderse porque se detectaron indicios graves de fraude, en lo que fue conocido como el Caso Proconsult (Proconsult era el nombre de la empresa contratada para completar la totalización de los votos por computadora) La resolución del problema dejo mucho que desear en términos de transparencia. Se descubrió que había ”errores” en los programa y que los reportes parciales iniciales estaban distorsionando el resultado. Las consecuencias de esto fueron nulas, nadie fue responsabilizado o castigado. Esa falta de transparencia en el recuento y la fiscalización del proceso electoral evidenciado en 1982 es consecuencia directa de la acumulación de poderes de la justicia electoral brasilera, y fue bastante agravada con la llegada de la informática. Son las misma personas quienes hacen las reglas de las elecciones electrónicas, establecen la forma y límites de la fiscalización, preparan el presupuesto, administran las partidas, operacionalizan las elecciones, presiden las indagatorias y juzgan los litigios! Con tantos poderes en las manos de un sólo grupo, la fiscalización del proceso electoral brasilero termina por quedar muy debilitada. Un fiscal de un partido político debe presentar una petición a los jueces, cuya actuación administrativa debería fiscalizar, solicitando acceso a datos del sistema informático; y estos jueces tienen el poder de negar los pedidos de los fiscales, estableciendo reglas fiscalización restrictivas!
El voto electrónico en Brasil
Comprendiendo esas peculiaridades del proceso electoral brasilero, que afectan su transparencia, se puede iniciar un análisis del voto electrónico en Brasil. Después de la experiencia de 1982, el uso de la computación en el sistema electoral brasilero fue creciendo y abarcando otras etapas del proceso. El padrón electoral fue informatizado a partir de 1985, la totalización de los votos por computadora fue extendida a todo el país y en 1996 se inició el último paso en la informatización de las elecciones con la introducción de las máquinas electrónicas de votar, que pasaron a ser conocidas como “urnas electrónicas” (e-urnas). La implementación de las e-urnas fue gradual, cubriendo un tercio del electorado en 1996, dos tercios en 1998, y el cien por ciento en el 2000. Las e-urnas brasileras tienen las siguientes características operativas durante la votación:
1. reciben el número de identificación del elector para que éste sea autorizado a votar;
2. reciben los votos de los electores autorizados a votar en una sección el electoral (un promedio de 400 electores por máquina);
3. los votos son digitados en un teclado numérico y presentados en una pantalla para la confirmación del elector, tomándose un voto digital o “voto virtual”;
4. DESPUÉS de emitido, cada voto virtual es “procesado”, es firmado digitalmente, encriptado electrónicamente y –finalmente- grabado en un archivo digital dentro de la máquina. El elector no tiene condición de ver o confirmar qué fue lo efectivamente grabado;
5. no se emite e comprobante material del voto (voto impreso) para confirmación del elector;
6. los votos virtuales, sin confirmación (trocar para: conferência) del elector, son contados al final del DÍA de votación, antes de desconectar la máquina. Los resultados son grabados entonces en un disquete que es trasladado a las centrales de totalización;
7. Como consecuencia del ítem (5) no es posible hacer una auditoría del recuento electrónico de los votos a través de un recuento manual de votos confirmados por el elector. El resultado del recuento digital es imposible de reconstruir e imposible de verificar.
Las etapas de una votación
A partir del momento que un elector se presenta a votar, el proceso de una elección puede ser dividido en las siguientes etapas:
1. identificación del elector,
2. Votación Secreta,
3. Totalización parcial (Apuração) de cada urna,
4. Totalización general (Totalização) de los votos.
No debe confundirse apuração conteo de los votos de una urna con la totalização, suma de los votos de todas las urnas. Son procesos diferentes, que también ocurren en momentos y lugares diferentes. Cada una de estas etapas tiene sus propios mecanismos de seguridad para evitar el fraude. A continuación se comparan cada una de estas etapas en el sistema de voto tradicional y con el voto electrónico.
La elección tradicional:
La figura 1 muestra las etapas y el flujograma de datos en una elección tradicional, en la que se visualizan los puntos de control del proceso, esto es, los puntos donde los agentes independientes y externos al TSE tienen acceso a datos públicos para la auditoría de cada etapa. En la etapa de identificación del elector existen fraudes como la falsificación de los documentos y de los registros electorales. Por otro lado, el elector recibe un a boleta vacía (cédula de votação) donde puede verificar que el contenido de su voto no puede ser violado. Tampoco contiene escrituras de ningún tipo por lo que resulta imposible la identificación del elector con su propio voto. Durante el proceso de votación, varios tipos de fraudes eran posibles como, por ejemplo, la práctica del voto cadena (voto-de-cabresto) que consiste en la identificación del voto, o la inducción a un voto por los mesários y la votación de estos por los electores que faltaran al acto electoral. El control externo aquí era ejercido por los fiscales sobre los mesários y por el propio elector al llenar la boleta verificando que la boleta no haya sido marcada antes. En la Apuração se procede a la suma de los votos contenidos en cada una de las urnas para luego confeccionar los Boletines de Urnas (BU), que son los documentos públicos que contienen la información electoral que se utilizará en la etapa siguiente. También en esta instancia podían registrarse diferentes tipos de fraude, como el cambio de los votos dentro de la urna, el cambio de las urnas o el extravío de éstas, la adulteración de los votos escrutados o bien la modificación de los resultados de los BU antes de ser publicados. En la Figura 1, el área sombreada muestra el sector más vulnerable y sensible al fraude. Los mecanismos para evitarlos estaban garantizados en la legislación electoral: desde el derecho a fiscalizar la votación, la apuração, o directamente la posibilidad de pedir un nuevo recuento en caso de que existiesen dudas con los resultados. Si bien éstos son derechos de los electores, durante la fiscalización son ejercidos por los partidos políticos, como representantes legales de los electores. Por último, en la etapa de Totalização o recuento final de los sufragios, el Tribunal Superior Electoral debe sumar los votos indicados en cada uno de los Boletines de Urnas y publicar el resultado final de la elección. Cabe aclarar, que en Brasil, ésta fue la primera etapa en ser informatizada en el transcurso del uso del voto tradicional. Se dispuso de un mecanismo de control bastante eficaz para evitar el fraude en esta última etapa. De acuerdo a la ley, los partidos políticos reciben una copia impresa de los Boletines de Urnas y pueden -si quieren- hacer un recuento paralelo de los votos y luego compararlos con los resultados publicados por el Tribunal Superior Electoral. Es tan fuerte este mecanismo de prevención contra los fraudes que fue a través de ella que, en Río de Janeiro en 1982, se descubrió y evitó un error en la totalização siendo conocido este hecho como “Caso Proconsult”.
Elección informatizada:
En 1994, el Ministro Carlos Velloso asumió la presidencia del Tribunal Superior Electoral, y estableció como una de sus metas implementar el voto electrónico por completo en Brasil. En su discurso de asunción afirmó lo siguiente:“estos fraudes serán erradicados del proceso electoral brasilero en el momento en que eliminemos los sobres, las urnas y los mapas de urna, informatizando el voto" La visión del Ministro Velloso, si bien es la de un excelente jurista, tiene una percepción imprecisa de la informática. Al eliminar “las boletas (cédulas de votação), las urnas y los mapas electorales (Boletines de Urna)” se elimina la instancia de auditoría de la apuração. Parece estar faltando una noción de que los fraudes son potencialmente más dañinos en sistemas informatizados, como afirma el propio Secretario de Informática (Camarao, 1997): “ La introducción de la informática en los sistemas electorales exige cuidados complementarios sobretodo si consideramos que el volumen de fraude, si utilizamos un sistema sin controles, puede ser exponencialemente mayor”. Intentando eliminar todos los focos de fraude identificados por el Ministro Velloso, el TSE decidió agrupar las tres primeras etapas de la elección: la identificación del votante, la votación y la apuração en un equipo: la Urna Electrónica Brasilera. Cabe destacar que la unificación de estas tres etapas, es una característica particular de la urna brasilera. En el resto del mundo, en los lugares donde está informatizado el voto, ¡esta triple integración no ocurre!. Aún más, en una democracia tradicional lejos de existir el voto impreso, ni la identificación del votante, ni el proceso de votación son hechos en un mismo equipo informático. La Figura 2 representa un flujograma de datos y controles de implementación de la urna electrónica brasilera, en la que se observa cómo se agrupan las tres primeras etapas de una elección tradicional en un solo paso, eliminando de esta manera los documentos públicos intermedios visto que eran considerados fuentes potenciales para el fraude. No hay más cédula de de votação, no hay más urnas y apenas un BU. Como resultado de la eliminación de estos documentos, fueron eliminados los controles que se hacían a través de éstos. Una vez que la certificación de un software honesto en la urna no fue obtenido, ocurre lo siguiente:
• El elector pierde la garantía de que su voto no podrá ser identificado o no tiene manera de controlar si su voto se dirigió al candidato escogido o a otro candidato.
• Los partidos no tienen como participar de la apuração. ¡No pueden solicitar a las autoridades los recuentos parciales de los votos!
En la etapa de identificación del elector, los mismos fraudes que existían con el voto tradicional, como la falsificación de los documentos y el registro de electores, continúan con el voto electrónico, y se acrecientan ante la posibilidad de la violación del sistemática del voto por un programa inseguro que antes no existía. Durante el proceso de votación, si bien disminuyó bastante el “voto cadena” se mantuvo la posibilidad de inducción de los votos y que los mesários votasen por los electores ausentes. El TSE adoptó la identificación electrónica conectada a la urna para eliminar este tipo de fraude a pesar de que “aumentaron los costos del sistema” (Camarao, 1997) pero el problema no fue resuelto y los costos aumentaron inútilmente. Por otro lado, se elimina el voto por separado, que permitía a los “electores especiales”, como los militares en servicio, autoridades y candidatos que pudiese votar en otra sección electoral que no sea la suya e impidiéndose la existencia de mas de una urna por sección, haciendo que los electores lentos demoraran a los demás electores en la fila. En el primer turno de 1998 donde se votaba para cinco cargos diferentes, se formaban largas hileras de espera de más de tres horas y en algunas secciones y horarios de votación tuvieron que ser prolongados hasta las 20hs. Este problema no se debe tanto a la lentitud de los electores, como se alegó, sino a la existencia de apenas una sola urna por sección electoral que es impuesta por la identificación electrónica integrada a la misma siendo que técnicamente solo puede haber un único centro electrónico de identificación por sección. En la apuração fueron eliminados algunos tipos de fraude como la modificación y la adulteración de los votos, y aceleró considerablemente la rápidez de esta etapa. Sin embargo, es aquí donde fueron introducidas las dos mayores fallas de seguridad:
• El elector no tiene forma de controlar si su voto fue correctamente registrado, o bien, fue desviado a otro candidato o partido político.
• No existe forma de auditar la apuração.
Por último, la etapa de totalização después de la publicación de los BU, es equivalente a la votación tradicional y los partidos políticos pueden auditarla de la misma manera.
Consideraciones sobre el voto electrónico
Las e-urnas brasileras tuvieron mucho éxito entre los electores principalmente porque tuvieron el mérito de terminar con una serie de fraudes que eran posibles en el sistema manual anterior, como el intercambio de votos en las urnas convencionales o la adulteración de resultados parciales en cada sección electoral. El TSE hizo bastante publicidad de este equipamiento y explotó la imagen de ser “100% seguro” y “tecnología del primer mundo” La ausencia de noticias sobre posibles errores y fallas del sistema contribuyó también en gran parte a la buena aceptación de las e-urnas brasileras. Pero esta ausencia de noticias no se debe a la ausencia de errores y fallas, si no a la falta de transparencia del sistema, que limita mucho el surgimiento de este tipo de información. Por ejemplo, en el estado de California, (EEUU), luego después de las primarias del partido Demócrata en mazo de 2004, el fabricante de máquinas de votar Diebold fue desacreditado como proveedor después de que se descubrió que los programas de las máquinas habían sido alterados en relación a los homologados, y los responsables intentaron esconder el hecho. El órgano responsable por la fiscalización, la Secretaria de Estado, tuvo cómo detectar el problema, asignar responsabilidades y castigar en menos de 2 meses. En las elecciones del 2000 en Brasil, ocurrieron exactamente los mismos problemas: los programas homologados por los fiscales de los partidos políticos fueron modificados posteriormente y, en las urnas-e del 2000, se utilizó una versión no homologada. Pero esto fue ocultado a los fiscales y electores por los responsables del sistema. Las restricciones impuestas a la fiscalización por los mismos actores que decidieron modificar los programas impidieron a los fiscales descubrir el hecho. Solamente una pericia hecha sobre las urnas-e en la ciudad de Camacari, dos años después de las elecciones, hizo pública la modificación no autorizada de los programas. Las consecuencias para los responsables: ninguna. La repercusión mediática: ninguna. Otros ejemplos de errores y fallas en la seguridad del sistema informatizado de elecciones brasilero son infinitas y algunas, aterradoras, como: a) la comprobación de que hasta el 2000 era posible abrir las tapas de las urnas- e y cambiar los discos de memoria (flashcards) sin romper los lacrados de seguridad; y b) el resultado parcial de 41 mil votos negativos del candidato a la presidencia Lula, en el primer turno del 2002. La explicación del TSE para este sorprendente resultado parcial negativo fue prosaica “un pequeño error de formatación del programa de totalización fue reparado rápidamente”. Reparado rápidamente y SIN LA PRESENCIA de los fiscales, naturalmente. Pero la euforia de algunos electores y la apatía de los medios no son generalizadas. Existen aquellos brasileros que notan que, a pesar de los méritos innegables como la rapidez en los resultados y la eliminación de modalidades antiguas de fraude, la modalidad del voto electrónico brasilero implica riesgos demasiado serios al proceso electoral como para ser ignorados. En 1997, se organizó en Internet el Forum de Voto Electrónico para discutir el voto electrónico en Brasil. El grupo de electores allí reunido comenzó a publicar artículos técnicos y políticos, a presentar trabajos en congresos científicos, a producir disertaciones de maestrías, y también se iniciaron trabajos de concientización junto a senadores y diputados, incluso con la presentación de un documento público conocido como “Alerta de los Profesores” que ya cuenta con casi un millar de firmas de apoyo de juristas de renombre, docentes, especialistas en informática y periodistas. Como resultado de toda esta actividad de la sociedad civil organizada ya se obtuvieron algunas victorias en la lucha por más transparencia electoral. Presionando al TSE para que diera explicaciones, se obtuvo permiso para la elaboración de tres análisis técnicos por parte de entidades universitarias. Tres reportes de análisis de la confiabilidad fueron producidos. El reporte de la Universidade de Campinas (Funcamp-Unicamp), el de la Fundación COPPETEC de la Universidade Federal do Rio de Janeiro (COPPE-UFRJ) y, el más importante, el informe de la Sociedade Brasileira de Computação (SBC) desenvolvido por professores da Universidade Federal de Minas Gerais (UFMG) e da Universidade Federal de Santa Catarina (UFSC). Estos reportes revelan diversos problemas de confiabilidad y fallas en la seguridad del sistema electoral brasilero, y dejan en evidencia que la fiscalización permitida no tiene las condiciones necesarias para detectar problemas graves si ocurrieran. Toda esta producción escrita de reportes, tesis, artículos y manifiestos se puede encontrar y consultar en la página del Forum de Voto Electrónico en Internet www.votoseguro.org Los miembros del foro defienden el uso de la informática en las elecciones y entienden que éste es un proceso irreversible, pero pretenden que se aplique con mucha más transparencia, que es la única forma de generar confianza en el sistema electoral. Básicamente, se pide lo siguiente:
1. que no se digite el numero de identificación del elector en el momento en que va a votar;
2. que el voto digital en la urna se imprima y sea mostrado a través de un visor para la confirmación del elector;
3. que se haga una auditoría estadística del recuento digital en urnas sorteadas después de las elecciones;
4. que el resultado del recuento de cada urna sea inmediatamente impreso (boletines de urnas impresos) y entregado a los fiscales de los partidos políticos;
5. que el resultado de cada urna que se ingresa al sistema de totalización (boletines de urnas virtuais) sea también publicado en Internet para verificación de los fiscales de los partidos com el boletines de urnas impresos del item 4.
Se entiende que si se respetan estos cinco ítems en forma simultánea, la inviolabilidad del voto esta garantizada (por el ítem 1) y que los fiscales de los partidos políticos estarían en condiciones de proceder a una auditoría del recuento electrónico de los votos, generando así la necesaria credibilidad del proceso que sólo una auditoria independiente y eficaz genera. Pero como los fiscales no tienen poder para exigir estos procedimientos, la justicia electoral crea las propias reglas de fiscalización donde, entre otros procedimientos poco eficaces, apenas el ítem 4 es contemplado. Desde argumentos técnicos débiles hasta cuestiones económicas, son presentadas para justificar las dificultades de la fiscalización. La conclusión es que la adopción del voto informatizado presenta problemas de gran complejidad técnica y jurídica que deben ser analizados con mucho cuidado antes de embarcarse en una aventura que puede tener consecuencias graves e irreversibles. Un error frecuente en el análisis de la viabilidad del voto electrónico se da en el ítem de los costos. Es muy común subestimar los costos de implementación del voto electrónico. Normalmente, los gastos como tests de confiabilidad, procedimientos de seguridad y obsolencia del equipamiento son dejados de lado, y pueden invertir la ecuación si no son ponderados correctamente. En el caso de Brasil no fue diferente. En el libro “El Voto Informatizado” publicado en 1997 por el Sr. Paulo Camarao, Secretario de Informática del TSE, se presenta una previsión de costos que dice que la sustitución del voto manual por el voto electrónico generaría cierta economía de costos, principalmente por la reducción de mano de obra para contar los votos. En el 2000, en una publicación tímida en las notas del TSE, se reconoció que el costo del voto por elector había aumentado en más del 20 por ciento, en la migración del voto manual hacia el voto electrónico. Los costos de seguridad habían sido mucho mayores de lo previsto. Y aun hay que tener en cuenta, que en este relevamiento de costos estaban incluidos diversos gastos necesarios para la viabilidad de la fiscalización y para establecer una mayor seguridad y confiabilidad, que el TSE simplemente dejo de efectuar. Por ejemplo, como el TSE decidió adoptar el modelo de las urnas e sin impresión y sin auditoría del recuento electrónico, se le exigió construir un fuerte esquema de validación y certificación del software electoral. Sucede que los costos para esto son mucho mayores de lo que se suponía en un principio. El TSE debería tener la propiedad intelectual o al menos tener la licencia para auditar y dejar auditar todos los códigos de los programas de computación utilizados en las elecciones, pero, por razones de economía, no compró la propiedad intelectual de todos los programas. Del sistema operativo VitruOS, sólo compró la licencia de uso, mucho más barata, lo que impidió que los fiscales pudieran analizar sus códigos. Hasta las elecciones del año 2004, esos programa cerrados y sin homologación externa continúan siendo utilizados en dos tercios de las urnas electrónicas brasileras. También debido al elevado costo, hasta el momento no construyó una sala sellada para administrar la infraestructura de la llave pública que el TSE necesita para mantener la seguridad de su sistema exclusivo de firma digital de programas de datos. Si todo fuera hecho como se debe, para obtener un nivel de confianza adecuado, el costo del sistema de voto electrónico seria aun mucho mayor. En síntesis, la experiencia del voto electrónico brasilero muestra que el voto electrónico puede proporcionar una gran rapidez en la presentación de resultados pero que tal velocidad muy difícilmente está acompaña por la fiscalización, comprometiendo la transparencia del proceso electoral. Por eso, se recomienda que la introducción del voto electrónico, que parece inevitable, sea hecha con mucho cuidado y planificación de todas sus facetas como la cuestión técnica, la cuestión jurídica y la cuestión económica y, especialmente la cuestión de la transparencia, la eficacia de la fiscalización y la confiabilidad.
Comentarios