Un Presidente ¿Valiente?
Recién escuchaba la noticia de las declaraciones del Pdte. García emplazando a prominentes miembros del Partido Aprista que dejen sus cargos por las denuncias de corrupción. Me pareció de una firmeza necesaria y saludable. La corrupción se ha entronizado en nuestra administración pública como parte de una manera cotidiana de sacar dinero ajeno para beneficio personal. Y tal vez seamos ahora mas conciertes de la podredumbre cercana al poder, esta vez más técnica, mas especializada, mas cínica, capaz de “faenones” donde todos escuchamos una verdad que hasta hoy nadie puede probar. Me pregunto si ¿lucharon los viejos apristas para ver esto? ¿Cuánto se condice con la actitud del Haya de la Torre que cobró un significativo sol por estar en el Congreso?.
Que diría mi abuela, Sara Sánchez, trujillana, aprista de nacimiento y hasta lo último de sus tuétanos. Mujer de carácter valiente y firme. Dicen que uno de sus hermanos cayó asesinado en las revueltas del norte. Su firmeza le permitió ir un día a dormir y descansar para siempre plácidamente, sin quejas, ni un musitar. Era el nieto mayor de su último hijo. Y sentía mucho su presencia. Me sentaba entre sus piernas para preguntarle cómo era Lima cuando llegó de Trujillo. Ella me hablaba del funicular de Barranco, la bajada a la playa, del tranvía y del famoso colegio “Guadalupe” donde se formaron mis tíos y mi padre. Su idealismo aprista hizo que cuando vino a vivir al Callao, construyera con mi abuelo un hoyo profundo en la parte trasera de esa vieja y pequeña casa. Allí escondió unos cuantos “compañeros”, perseguidos por el gobierno sanchecerrista. Arriesgada pero firme. De temple para poder lidiar y poner en orden siete hijos. A través de su historia entendí el APRA histórica, de su sentido de lucha, de la mística cuasi mesiánica “sólo el APRA salvará al Perú”, del triunfo de las ocho horas, de su posibilidad de detener un dictador que quiso utilizar la religión con fines políticos, de la fuerza de la unión del movimiento universitario y obrero. De su verdadera capacidad de servicio. Como olvidar a mi abuelo premiándome con un helado en la “casa del pueblo”, que venía además con un corte de cabello. ¿En que parte de la historia se perdieron los verdaderos apristas? ¿Cuándo fueron insertados los rufianes?.
Hoy el APRA en el poder, es producto de mucho sufrimiento y sangre, de hombres y mujeres que pasaron por cárceles no por corrupción sino por convicciones políticas.
El APRA de hoy llora frente a su imagen histórica. Es solo un grupo a la deriva.
Dos veces llegaron al poder. La primera nos dejó en la bancarrota económica y hoy nos deja en la bancarrota moral. ¿No será el tiempo de retomar el camino perdido?. Alan García ha demostrado no solo no poder guiar en dignidad su propio movimiento, sino el país. Y hoy lo que debería ser un sentimiento de grandeza por los avances de la economía, queda totalmente desvirtuado con la pobreza que uno siente diariamente al leer los diarios y ver las noticias.
Mi recuerdo a mi abuela, quien me enseña a luchar por convicciones y a través de la cual quiero reconocer el esfuerzo de miles de mujeres peruanas, aguerridas, firmes y dignas, que aspiran construir un país mejor para sus hijos. Seguramente ella lo quiso así.
Pero quedan pocos meses para su salida Sr. Presidente y espero, por el bien de todos los peruanos, que recuerde la valentía que mostraron muchos apristas para construir un país mejor. Tome las decisiones correctas que la historia y Dios lo juzgaran.
Por un Perú Digno
Jorge Márquez Chahú
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