UNA MIRADA A LA LIMA DE NUESTRA GENERACIÓN
De "El Comercio"
Lima, la nuestra
A sus 474 años, la capital ya no tiene un centro, sino muchos. Su aparición y evolución retratan la mixtura de la Lima de nuestra generación.
Por Katherine Subirana
La Lima que recibimos no tiene como centro --valga la ironía-- al Centro de Lima ni a la Plaza Mayor, ni siquiera lo que, desde hace unas décadas, se conocía como Lima central o tradicional (San Isidro, Miraflores, Jesús María y otros distritos que aumentaron su importancia a lo largo del siglo XX).
Si bien antes la urbe se organizó en razón de las plazas (un modelo europeo colonial), esta situación cambió con el paso de los siglos, tal como indica el antropólogo Roberto Bustamante. Para nuestra generación, Lima tiene más de un foco de intercambio cultural y también de producción y consumo.
LAS CARAS DE LIMA
En los años 50, la gente salía a 'jironear' y, en los 80, una canción del grupo Frágil retrataba una Av. Larco como centro neurálgico de la juventud limeña. Ambos son dos ejemplos reconocibles de estos espacios de intercambio, donde Lima mostraba sus diversas caras y compartía opciones de consumo y de cultura.
Hoy en día, en cambio, en los 'malls' --tal como afirma el sociólogo Roberto Tarazona-- se encuentran tiendas, supermercados, cines y restaurantes en el mismo lugar.
Así, a diferencia de los puntos tradicionales, en estos espacios se ven las diversas caras de Lima. Estos nuevos centros de intercambio, además, se encuentran en diferentes zonas de la ciudad.
Para el catedrático de la Universidad de Lima, Jaime Bailón, esto refiere al surgimiento y crecimiento de los denominados conos de Lima. "Hablar de conos todavía supone un centro. Pero los conos son nuevas ciudades y ya no se puede hablar de ello". Pues bien, ahora la ciudad ha cambiado, ha mutado, y más allá de una supuesta identidad ('ser limeño') se puede hablar de múltiples rostros y múltiples identidades de nuestra ciudad.
"En los 70 y los 80 el discurso oficial decía que la ciudad era caótica e ingobernable, comparada con una ciudad colonial y criolla de comienzos de siglo. Y se dejaba entrever que la migración había arruinado todo. Hoy, la composición social ha cambiado, pero ni el discurso académico ni el mediático dan cuenta de esa transformación".
LIMA MEZCLADA
En el libro "La ciudad de los Reyes, de los Chávez, de los Quispe", Rolando Arellano y David Burgos clasifican a los jóvenes de nuestra generación en dos grupos: los 'neolimeños' ("descendientes de migrantes y residentes en Lima conourbana", como señalan los autores) y los limeños clásicos.
De los 'neolimeños', Arellano afirma que, "a diferencia de sus padres, se consideran a sí mismos como 'limeños completos' y que en cuanto a su forma de actuar se observa un comportamiento moderno, pero no precisamente igual al de los jóvenes de Lima central. Ellos han ido creando su propio sentido del mundo y su propio sentimiento de pertenencia".
Sobre los limeños clásicos, dice que los jóvenes de Lima central son más similares a los de Lima conourbana. Con ello concuerda Bailón, para quien las clases medias surgidas en los antiguos conos interpretan la modernidad mediante la mezcla.
Y es que nuestra ciudad combina en ella toda clase de manifestaciones: en la misma calle, arquitectura de todos los tiempos; en la misma discoteca, música variada y jóvenes de diversos distritos.
Así, expresiones como la cumbia amazónica de los 70 (que en su momento fue marginada por sectores tradicionales) hoy se bailan en Asia y han puesto al grupo como Bareto (que además la fusiona con otros elementos) en la cima de la popularidad y las ventas.
Y es que nuestra Lima de varios centros se basa en la mezcla. Si no, hay que darse una vuelta y ver cuánta combinación hay en lugares como el Jockey Plaza, los bulevares de Los Olivos y de Asia, Larcomar y Plaza San Miguel.
Lima, la nuestra
A sus 474 años, la capital ya no tiene un centro, sino muchos. Su aparición y evolución retratan la mixtura de la Lima de nuestra generación.
Por Katherine Subirana
La Lima que recibimos no tiene como centro --valga la ironía-- al Centro de Lima ni a la Plaza Mayor, ni siquiera lo que, desde hace unas décadas, se conocía como Lima central o tradicional (San Isidro, Miraflores, Jesús María y otros distritos que aumentaron su importancia a lo largo del siglo XX).
Si bien antes la urbe se organizó en razón de las plazas (un modelo europeo colonial), esta situación cambió con el paso de los siglos, tal como indica el antropólogo Roberto Bustamante. Para nuestra generación, Lima tiene más de un foco de intercambio cultural y también de producción y consumo.
LAS CARAS DE LIMA
En los años 50, la gente salía a 'jironear' y, en los 80, una canción del grupo Frágil retrataba una Av. Larco como centro neurálgico de la juventud limeña. Ambos son dos ejemplos reconocibles de estos espacios de intercambio, donde Lima mostraba sus diversas caras y compartía opciones de consumo y de cultura.
Hoy en día, en cambio, en los 'malls' --tal como afirma el sociólogo Roberto Tarazona-- se encuentran tiendas, supermercados, cines y restaurantes en el mismo lugar.
Así, a diferencia de los puntos tradicionales, en estos espacios se ven las diversas caras de Lima. Estos nuevos centros de intercambio, además, se encuentran en diferentes zonas de la ciudad.
Para el catedrático de la Universidad de Lima, Jaime Bailón, esto refiere al surgimiento y crecimiento de los denominados conos de Lima. "Hablar de conos todavía supone un centro. Pero los conos son nuevas ciudades y ya no se puede hablar de ello". Pues bien, ahora la ciudad ha cambiado, ha mutado, y más allá de una supuesta identidad ('ser limeño') se puede hablar de múltiples rostros y múltiples identidades de nuestra ciudad.
"En los 70 y los 80 el discurso oficial decía que la ciudad era caótica e ingobernable, comparada con una ciudad colonial y criolla de comienzos de siglo. Y se dejaba entrever que la migración había arruinado todo. Hoy, la composición social ha cambiado, pero ni el discurso académico ni el mediático dan cuenta de esa transformación".
LIMA MEZCLADA
En el libro "La ciudad de los Reyes, de los Chávez, de los Quispe", Rolando Arellano y David Burgos clasifican a los jóvenes de nuestra generación en dos grupos: los 'neolimeños' ("descendientes de migrantes y residentes en Lima conourbana", como señalan los autores) y los limeños clásicos.
De los 'neolimeños', Arellano afirma que, "a diferencia de sus padres, se consideran a sí mismos como 'limeños completos' y que en cuanto a su forma de actuar se observa un comportamiento moderno, pero no precisamente igual al de los jóvenes de Lima central. Ellos han ido creando su propio sentido del mundo y su propio sentimiento de pertenencia".
Sobre los limeños clásicos, dice que los jóvenes de Lima central son más similares a los de Lima conourbana. Con ello concuerda Bailón, para quien las clases medias surgidas en los antiguos conos interpretan la modernidad mediante la mezcla.
Y es que nuestra ciudad combina en ella toda clase de manifestaciones: en la misma calle, arquitectura de todos los tiempos; en la misma discoteca, música variada y jóvenes de diversos distritos.
Así, expresiones como la cumbia amazónica de los 70 (que en su momento fue marginada por sectores tradicionales) hoy se bailan en Asia y han puesto al grupo como Bareto (que además la fusiona con otros elementos) en la cima de la popularidad y las ventas.
Y es que nuestra Lima de varios centros se basa en la mezcla. Si no, hay que darse una vuelta y ver cuánta combinación hay en lugares como el Jockey Plaza, los bulevares de Los Olivos y de Asia, Larcomar y Plaza San Miguel.
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