Del Espíritu de la Navidad a la Responsabilidad Social de la Iglesia
Luego de la efervescencia de las Fiestas, es bueno evaluar cómo un acontecimiento tan importante para los que nos llamamos cristianos como el nacimiento de Cristo, ha perdido tanto su contenido original. Sobre todo al empezar un año que para los especialistas nos traerá una crisis cuya magnitud nadie puede vaticinar aunque a estas alturas sus efectos se inician con la pérdida de puestos de trabajo de un importante grupo de personas que laboran en AFP`s, Banca y empresas del Sector minero.
Y es que Cristo, en su nacimiento, nos muestra un involucramiento y total compromiso con nuestra realidad. No existía redención sin su venida. Y decidió involucrarse con nuestro problema al nivel de negarse El mismo. Su respuesta no ataco temporalmente la situación, sino la resolvió.
Nuestro país muestra muchos problemas, que por cierto no vienen de este gobierno, sino que son estructurales y necesitamos personas que estén interesadas y comprometidas en resolver los problemas. Cuánto nos falta como cristianos mostrar ese carácter?.
La pobreza y su falta de oportunidades es uno de ellos en el Perú. El Estado no ha logrado ser eficiente en su lucha contra ella y todos sufrimos sus consecuencias sociales. Violencia delincuencial, Abortos y drogadicción entre los más saltantes. El gobierno lanza hoy el Programa “Perú Crecer”, como un modulo de trabajo multisectorial que sirva a la ciudadanía, pero sólo el esfuerzo público es siempre insuficiente para contrarrestar este mal. De allí que las organizaciones sociales, como las iglesias, deben tener un rol primordial en este trabajo y el Estado debe apoyarlas con los incentivos necesarios para que cumplan su cometido.
En nuestro país las iglesias evangélicas han madurado más el concepto de misiones que el de la ayuda a los pobres. Queda claro a todos el mandato de extender el evangelio pero no se ha desarrollado del todo el mandato de ayudar a los pobres o de por ejemplo velar por la viuda y los huérfanos, como responsabilidad social. Tal vez sea una contraposición a la opción preferencial por los pobres establecida por la teología católica desde el Concilio Vaticano II. Tal vez el temor a mantener la fortaleza de la expansión del evangelio. Pero dichos sentimientos nos hacen perder de vista la misión integral de la Iglesia que nace de un mandato bíblico y que aborda tanto la necesidad espiritual como la material. Durante todos estos años he observado iglesias que no han pasado de temas asistencialistas, es decir un poco de apoyo en alimentación y de manera temporal o alguna campaña de salud esporádicamente. Son escasas las casas de niños abandonados y casi inexistentes los programas de desarrollo para los pobres.
Pero la Biblia nos va mostrando el sentir de Dios al respecto. Es interesante repensar por ejemplo el Jubileo como un mecanismo utilizado por El para establecer la equidad entre las personas. Recomiendo en este punto leer el libro de René Padilla sobre “Economía Humana y economía del Reino de Dios”. Sólo este mecanismo jurídico nos muestra un Dios preocupado en que exista una igualdad de oportunidades. La persona no podía quedarse eternamente con la terrible carga de su deuda económica y se creó la redención de la misma y fue justamente esa lectura bíblica, la que me permitió implementar una condonación de deudas tributarias en uno de los distritos más acomodados de la ciudad junto a un beneficio para aquellos que cambiaran su conducta evasora de tributos. Si el sistema económico imperante está hecho para que los ricos sean más ricos y los pobres más pobres, debemos trabajar para que exista una mayor igualdad de oportunidades.
El trabajo que hemos realizado este año con los jóvenes de sectores de alto riesgo me ha demostrado la tierra fértil en la que podemos sembrar esperanza. Hoy quiero anunciarles que acabamos de crear un segundo programa social denominado “La casa del Huérfano” orientado a atender en educación y salud básica a niños huérfanos hasta los doce años de sectores deprimidos y ya tenemos los primeros beneficiados que presentaremos a ustedes.
Este año para algunos será el año de la crisis, quiero invitar a la Iglesia para que construyamos el año de la esperanza y que juntos hagamos de nuestro país uno más cercano a lo que Dios tiene en su corazón.
Por un Perú Digno
Jorge Márquez Chahú
Regidor Metropolitano
Comentarios