Señor Presidente: “Ya es hora de tomar las municipalidades en serio”
lunes, 19 marzo 2007
Lima - Perú (ORBITA)
Lima - Perú (ORBITA)
El día viernes terminó el periodo establecido por la ley 28932 que facultó al Ejecutivo a legislar en materia tributaria, incluyendo la modificación de la ley de tributación municipal. Grande fue la sorpresa que a pesar de la urgencia de establecer modificaciones que permitan una mayor racionalidad y fortalecimiento de los ingresos municipales, nada se ha hecho al respecto.
Como se recordará la ley de tributación municipal vigente, data de 1994 y se dio con la clara intención de disminuir las posibilidades financieras y económicas de la capital, construyendo un discurso técnico que sustentaba un mayor ingreso hacia las municipalidades del interior del país.
Como se recordará la ley de tributación municipal vigente, data de 1994 y se dio con la clara intención de disminuir las posibilidades financieras y económicas de la capital, construyendo un discurso técnico que sustentaba un mayor ingreso hacia las municipalidades del interior del país.
A la fecha la consecuencia de dicha norma ha generado que Lima sea una de las capitales de Latinoamérica con menores ingresos directos perdiendo por efecto de su aplicación entre 1994 y al 2006 la suma de 1,068 millones de dólares que bien pudieron ser invertidos en la infraestructura que carece una ciudad que alberga la tercera parte del país y concentra cerca de dos millones de pobres. Pero no sólo ello sino que incrementar la transferencia hacia administraciones en el interior del país, que antes no fueron potenciadas técnicamente no sólo ha generado la llamada “pereza fiscal” sino que además evita el desarrollo de proyectos de manera descentralizada y eficiente, lo cual se demostró hace poco con la lenta ejecución del dinero transferido del gobierno central simplemente porque no existen proyectos viables para asignarlos.
La “pereza fiscal” que no es más que la poca eficiencia en la generación de recursos propios fortalecen la dependencia al gobierno central a través de las transferencias y va en razón inversa a un deseo real de descentralizar el Estado.
El proceso de modernización de la administració n pública es una necesidad imperiosa que debe empezar por las municipalidades, puesto que ellas son el espacio de contacto permanente con la ciudadanía, pero que a su vez enfrentan el reto de prestar servicios y gestar un desarrollo para los cuales no están preparados, sobretodo por no tener el capital humano idóneo para ello o porque las competencias escapan a su posibilidad de resolución real, como es el caso de la seguridad ciudadana. El tema entonces va más allá de la gestión local y se encuentra en la decisión y visión que tenga el Ejecutivo del proceso de descentralización.
Descentralizar sin tener en cuenta la vasta heterogeneidad de nuestra realidad municipal nos lleva a recordar que algunos procesos de descentralizació n en América Latina han servido sólo para profundizar las inequidades existentes, es decir mostrar con mayor nitidez las ineficiencias entre las municipalidades pudientes y las de escasos recursos. Por ello es muy importante que las primeras políticas a establecer debieran estar fundamentadas en dos puntos centrales. Potenciar la generación de recursos internos y mejorar la capacidad del capital humano existente.
Sobre el primer punto algo se ha avanzado con la creación de algunos Servicios de Administració n Tributaria a nivel provincial, que son intentos no engarzados con un proceso nacional, que a nuestro entender debería ser monitoreado por el MEF, con políticas anuales de medición, evaluación e incentivos, constituyendo una red de administraciones tributarias como un símil de la existente para el tema del presupuesto público.
Potenciar la generación de recursos, implica la misma lógica que tenemos en nuestro programa social para la lucha contra la pobreza “No sólo demos el dinero sino pongamos algunas condiciones que permitan un cambio cultural”. En esa misma línea de pensamiento las transferencias del gobierno central a las municipalidades no sólo deberían basarse en el mapa de la pobreza, que además sigue desactualizado, sino se deberían establecer bonificaciones por eficiencia de incremento de base tributaria, de mejoramiento de servicios, de elaboración e implementació n de proyectos, etc. El caso colombiano es importante revisar, teniendo en cuenta el piloto de descentralizació n de la educación que se viene implementando.
El tema de los recursos humanos es fundamental en todo proceso de descentralizació n y modernización que esperamos. En el caso de las administraciones tributarias con mayor razón por el peso técnico de las funciones allí establecidas. Sin embargo cada nueva gestión se renuevan las personas que ya obtuvieron una experiencia, y como consecuencia de ello un espacio técnico por definición se vuelve un espacio que paga el clientelaje político. En este punto sustantivo propongo que se eliminen los cargos de confianza de las administraciones tributarias y que dichos puestos sean obtenidos por concurso público, cuyo rendimiento sería medido por indicadores de evaluación establecidos en estándares para cada zona diversa del país.
Señor Presidente, aún recuerdo con mucha emoción cuando escuché de joven en su primer gobierno el sentido descentralista que debe tener el país. Nuestros más grandes pensadores tuvieron en agenda este tema como punto central de cambiar nuestra historia. El tema municipal es un tema eje en el proceso de descentralizació n y el problema va mas allá de la posibilidad real de los alcaldes, el problema es de la visión de país que se tiene y de la actitud para pasar a un cambio real de una deuda que el Perú tiene con su historia, y este es el momento de tomar este tema en serio.
Jorge Márquez Chahu es actual Regidor Metropolitano y ciudadano evangélico especialista en temas municipales.
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