Una señal del FIN: La violencia de los Miserables








El Presidente Humala habló de cobardes y miserables, refiriéndose a los que maltratan mujeres, mientras los Mayas defraudaron a sus fans.







“Hoy se acaba el mundo”, dijeron unos marcianos creídos por miles en el mundo. Sólo ayer dos señoras en Wong, compraban agua pensando que algo podría pasar y mencionaban que sus vecinos habían parqueado sus carros en lugares techados previendo un terremoto catastrófico. Es la fuerza de nuestro imaginario que siempre tiene presente la destrucción final, que no sólo es parte de películas en Hollywood, sino que está bien metido en nuestros corazones. Es la paradoja de desear lo que no queremos.

Pero si algo puede ir socavando letalmente nuestro mundo, sociedades y  organizaciones es la violencia de género. No sólo tumba ministros, sino que rompe relaciones matrimoniales y sella con un infierno la vida de muchísimos jóvenes que resultan castrados en su desarrollo.

Caminar escuchando historias, ha generado nutrirme de vidas dañadas y entender que existen prácticas que debemos desterrar, y organizaciones que debemos cambiar si pensamos en darles  a los jóvenes hogares más saludables.

“Odio a mi padre y lo quise matar”, dijo uno con los ojos llenos de ira y tristeza. Mostrando la violencia contenida y recordando los gritos de su madre frente a los golpes que le propinaba el padre abusivo.

Recuerdo que cuando inicie el Programa de la “Escuela de Carácter” algunos “opinólogos” decían que si no trabajo con los padres poco se podría avanzar. El resultado después de cinco años de esfuerzo niega categóricamente lo pensado. Los jóvenes van entendiendo que más allá de las realidades individuales de sus padres y aun del clima generado por sus frustraciones, ellos pueden salir adelante con empeño y creatividad. Y allí nos encuentran para ser un puente con la esperanza.

Es muy saludable ver una pareja presidencial que irradia solidez matrimonial. Es algo que no hemos gozado durante muchos años. Y es más importante aún la indignación frente a situaciones que deterioren las relaciones de género. Pero a las palabras deben seguir acciones concretas. Las organizaciones estatales pueden ser un buen espacio de trabajo de políticas centradas en el fortalecimiento matrimonial. Y allí no sólo hay que ser más severos con la violencia física y psicológica, como en el caso del reglamento de la Policía Nacional, sino hay que trabajar más en la prevención.

Se exige mucho de los servidores públicos en su calidad de atención, pero casi se les enajena de sus familias. ¿Alguien se ha preguntado sobre el número de divorcios que se vienen generando en las entidades estatales, o sobre los niveles de conflicto o sobre las denuncias de maltrato?.

Ahora que sabemos que todavía nos queda un poco de tiempo, y que el mundo aún no se acaba Presidente Humala, le animo a pedir que se ejecuten labores de fortalecimiento familiar en las entidades estatales. Familias más fuertes generan un mejor servicio.


Por un país digno, justo y solidario
JORGE MARQUEZ CHAHU
Pdte. Escuela de Carácter y Ciudadanía








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